El elefante


La palabra elefante proviene del griego "elephas", que inicialmente significaba marfil. Este material, debido a su color blanco, se asociaba a la pureza y la verdad.

Son los animales con el cerebro más grande, capaces de expresar pena y demostrar compasión y conciencia de sí mismos. Son alabados por su gran memoria e inteligencia, e incluso Aristóteles afirmaba que superaba a los demás animales en agudeza y mente.

Es por estas cualidades que en la cultura asiática se representa como símbolo de sabiduría, pues con sus grandes orejas sabe escuchar y no olvidar. Por ello también es símbolo de la experiencia y la prudencia.



Durante el arte románico, el elefante fue uno de los animales más representados, pues se le relacionaba con el bautismo y el renacer, ya que la hembra pare en el agua.

Llevar un amuleto con la forma de un elefante nos atrae la buena suerte, la riqueza y la abundancia. Esta creencia proviene de la filosofía hindú, pues Ganesha, el dios con cabeza de elefante, se encarga de destruir los obstáculos del camino y aporta suerte en todo nuevo comienzo.

También podemos observar que en la religión védica, anterior a la hindú, el rey de los dioses, Indra, usaba como vehículo a Airavata, un elefante blanco con siete trompas.

En la religión budista se cree que el elefante es un animal cosmológico, pues sus grandes patas hacen referencia a los cuatro pilares que soportan al cosmos, representado como su cuerpo redondeado.

Debido al gran cuidado que tienen con sus crías y con el resto de la manada, colocar un elefante en la entrada de la casa nos aportará protección, pero como existen diversas teorías sobre como colocarlo, os aconsejamos que hagáis caso de vuestra intuición.






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